06 agosto 2008

Miguel Pérez Abad - Gerenciar la Revolución

En el Aló Presidente del domingo 27 de julio, el presidente Chávez expresó con la contundencia acostumbrada que aquellas empresas que no quieran transferir tecnología al país "se les acabaron los contratos".

Muchos programas e ideas revolucionarias del Gobierno del presidente Hugo Chávez Frías cuentan con un apoyo indiscutible en la mayoría de los venezolanos, incluso en importantes sectores opositores. La prueba más fehaciente de este hecho es que en las últimas elecciones presidenciales, el candidato Manuel Rosales prometió mantener el programa de las "misiones", aunque haciendo la salvedad que deben ser mejoradas.
por Miguel Pérez Abad

Resulta muy difícil oponerse a numerosas políticas del Gobierno: Quién puede oponerse a los módulos de Barrio Adentro en las zonas populares y recónditas de la geografía nacional; quién puede oponerse a la alfabetización; quién puede oponerse a la organización del poder desde las bases (consejos comunales) como ejemplo contundente de verdadera democracia y participación popular; quién puede oponerse al desarrollo agresivo de obras de transporte masivos como metros, ferrocarriles y metrocables.

La lista puede extenderse, hay sin duda más ejemplos en otros ámbitos del quehacer nacional: fomento de la microempresa, flexibilización crediticia para adquirir viviendas y bienes como vehículos, alimentos más económicos para la población a través de Mercal y Pdval, etc.

En el Aló Presidente del domingo 27 de julio, el presidente Chávez expresó con la contundencia acostumbrada que aquellas empresas que no quieran transferir tecnología al país "se les acabaron los contratos". La afirmación la hizo en el contexto de la presentación de los avances del proyecto MetroCable, sistema de transporte masivo tipo teleférico que servirá a la población del barrio San Agustín en Caracas.

El equipamiento del MetroCable es de origen austríaco en su totalidad. Se entiende que deba ser así por la experiencia con la que se cuenta en ese país en materia de teleférico. Sin embargo, el deseo del presidente Chávez -y el de los venezolanos nacionalistas- es que en el futuro no-sotros podamos contar con el conocimiento y la práctica para hacer en casa la mayor cantidad de equipos necesarios para obras de esta naturaleza.

De seguro, este anhelo al someterlo al escrutinio de la opinión pública va a contar con un alto nivel de asentimiento, como los casos anteriormente mencionados. Sin embargo, el meollo del asunto radica en la gestión de esos programas o en hacer realidad esas ideas -en los casos que son sólo ideas. En este nivel, la acción revolucionaria ha tenido algunos obstáculos inocultables.

Del dicho al hecho hay un buen trecho, reza un viejo adagio. La idea es acercar el dicho al hecho. Pasar de la teoría a la práctica. Exhibir niveles de gestión altamente eficaces y para ello se requiere "profesionalizar la revolución" incorporando técnicas gerenciales y recursos humanos que represente una dosis de pragmatismo y profesionalismo comprobado que incluso, vaya más allá de la identificación política o ideológica con la revolución bolivariana. Esto, lejos de representar una amenaza para el proceso, representa una ventaja porque garantiza y asegura el éxito de las políticas públicas que hemos mencionado a lo largo de este artículo.

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